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Problemas otorrinolaringológicos (ORL)
Los problemas de oído, nariz y garganta (otorrinolaringológicos) pueden estar asociados al reflujo extraesofágico (véase el apartado dedicado al reflujo en el que se explica este mecanismo).
La aspiración pulmonar puede transportar el reflujo desde el tracto gastrointestinal hasta los pulmones. A menudo se observa una correlación entre los casos de asma y los de reflujo ácido. En este sentido, un artículo afirma: “Los síntomas del abdomen superior y los síntomas que apuntaban a una rinitis mostraban una correlación sólida con los síntomas de asma”. [o-i]
En un informe publicado en Respirology en marzo de 2014 podía leerse: “La persistencia de la tos crónica a lo largo de un período prolongado debería alertar a los médicos sobre la posible participación del RGE”. Asimismo, el texto añadía: “Hasta hace poco, la pHmetría se aceptaba como la prueba de referencia
para la determinación del RGE como el causante de síntomas respiratorios. Sin embargo, este análisis ha quedado obsoleto a juzgar por los estudios (…) que confirmaban la función del reflujo no ácido en pacientes con tos crónica”. [o-ii] Este artículo cuestionaba la prescripción de medicación contra la acidez para el alivio de síntomas respiratorios relacionados con el reflujo. “La cirugía reparadora está indicada para el control del RGE grave, puesto que la funduplicatura elimina el reflujo de cualquier tipo”.
Aun así, algunas voces todavía defienden que la supresión de la acidez puede aliviar estos síntomas: “La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) aparece normalmente cuando el ácido estomacal accede al esófago. La ERGE puede estar asociada con síntomas de asma crónico como la tos o la dificultad respiratoria.
Según varios estudios en niños y adultos, se ha demostrado que la ERGE mantiene una estrecha relación con el asma. El tratamiento mediante medicación con inhibidores de la bomba de protones (IBPs) como el omeprazol, antagonistas de los receptores de la H2 (ranitidina) y otros agentes contra el reflujo es adecuado para mejorar la ERGE y el asma. Asimismo, la cirugía es otra posibilidad eficaz en el tratamiento contra la ERGE y el asma. Las terapias
médicas y quirúrgicas contra el reflujo están aceptadas como métodos eficaces en el tratamiento del asma asociado a la ERGE.
Nuestra revisión incluía estudios que evaluaban el tratamiento del asma asociado a la ERGE. Dichos estudios subrayaron la función crítica de la supresión del reflujo ácido a la hora de aliviar a los pacientes que mostraban dificultades para controlar su asma”. [o-iii]
Obviamente, los síntomas respiratorios pueden tener varias causas, y el reflujo es tan solo una de ellas.
Neumonía
Algunos de los síntomas de la neumonía son:
• Fiebre, sudoración y escalofríos
• Tos productiva
• Dolor torácico al respirar o toser
• Falta de aliento
• Fatiga
• Náuseas, vómitos o diarrea
Por lo general, la neumonía se asocia con infecciones víricas o bacterianas, pero puede estar causada por una inhalación de reflujo proveniente del estómago.
En ese caso se denomina neumonía por aspiración. La neumonía es una alteración inflamatoria de los pulmones que afecta principalmente a los alvéolos pulmonares. La neumonía por aspiración suele afectar la parte superior y posterior del lóbulo inferior del pulmón derecho, aunque si el paciente permanece tumbado también puede infectar la parte posterior de los lóbulos superiores.
Normalmente la neumonía se trata con antibióticos, pero en el caso de la neumonía crónica por aspiración pueden contemplarse otros tratamientos como la intubación (colocación de un tubo en las vías respiratorias) y la fisioterapia, en la que puede enseñarse al paciente el método del ciclo activo de técnicas respiratorias (CATR) para ayudar a limpiar los pulmones.
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y asma
El daño causado a las vías respiratorias por parte de las partículas presentes en el aire (como el humo) o las que se aspiran con el reflujo puede hacer que los bronquiolos se estrechen o que la mucosa los bloquee, lo que dificulta la espiración.
La imagen de la izquierda es un diagrama de los pulmones y las vías respiratorias con una viñeta que muestra en detalle una vista transversal de unos bronquiolos y alvéolos sanos. A la derecha se muestran los pulmones afectados por la EPOC con una viñeta que muestra una vista transversal de los bronquiolos y alvéolos dañados.
Bronquiectasia
La bronquiectasia es una dilatación permanente de las vías respiratorias que puede estar causada por muchos factores diferentes, incluido el asma, la neumonía y la aspiración pulmonar de reflujo del tracto gastrointestinal.
Las vías aéreas dañadas se encuentran en la parte inferior de los pulmones y se caracterizan por unas paredes engrosadas y la producción de un exceso de mucosa. Entre los síntomas se encuentra el exceso de segregación mucosa, tos, infecciones frecuentes en el pecho, dificultades respiratorias y sangre en la tos (hemoptisis).
Pueden escucharse crepitaciones al respirar, con sonidos sibilantes o un ronquido grave. Puesto que el daño causado es permanente, el tratamiento
busca evitar que se agrave, y para ello se utilizan antibióticos y fisioterapia, incluido el CATR, como en el caso de la neumonía, mencionado anteriormente.
Fibrosis pulmonar
Este trastorno también se denomina fibrosis pulmonar idiopática (FPI) cuando se desconoce el motivo que lo causa. La cicatrización permanente que daña las vías respiratorias puede haber sido causada por agentes irritantes aspirados hacia los pulmones mediante partículas en suspensión en el aire (como el humo) o a través del reflujo llegado del esófago.
La Figura A muestra la localización de los pulmones y las vías respiratorias en el cuerpo. La viñeta muestra el detalle de las vías respiratorias pulmonares y los alvéolos en una sección transversal.
La Figura B muestra fibrosis (tejido cicatricial) en los pulmones. La viñeta muestra un detalle de la fibrosis y de cómo afecta a las vías respiratorias y los alvéolos.
Síndrome del vaciamiento gástrico
En la mayoría de los casos, el síndrome del vaciamiento gástrico ocurre cuando un paciente se ha sometido a una operación en la que se le ha reducido el estómago (por ejemplo, en una esofagectomía o en la cirugía gástrica o bariátrica). Al tener un estómago más pequeño, la sensación de saciedad
llega antes y se vacía demasiado rápido hacia el duodeno. Dado que el intestino presenta una mayor concentración de azúcares que el estómago, la ósmosis provoca que le llegue agua desde el estómago rápidamente. Esto causa sonidos abdominales (borborigmos), hinchazón y náuseas. A este fenómeno se le conoce como vaciado rápido y normalmente tiene lugar unos 30 minutos después de comer. El líquido adicional que llega a los
intestinos puede provocar diarrea acuosa.
El vaciamiento tardío tiene lugar, por lo general, un par de horas más tarde, y entre sus síntomas puede encontrarse la hiperhidrosis (sudoración abundante), mareos, palpitaciones cardiacas y una intensa sensación de debilidad.
El rápido desequilibrio en el nivel de azúcares hace que el páncreas pueda segregar un exceso de insulina que puede causar una hipoglicemia similar a las que sufren los diabéticos, y que en casos extremos puede provocar un coma. El control de este trastorno se centra en la dieta. La lista que se presenta a continuación proviene de la asociación Guts UK. [o-iv]
- Come a menudo, con regularidad y en pequeñas cantidades.
- Bebe únicamente entre comidas.
- Evita el exceso de azúcar y de comidas dulces. En caso necesario puedes utilizar edulcorantes artificiales.
- Evita el exceso de alimentos ácidos como los tomates y los cítricos
- Evita el exceso de grasas.
- Trata de no comer tarde por las noches.
- Evita la comida muy caliente y muy fría.
- Si tienes bajo peso consulta con un nutricionista sobre los suplementos energéticos y proteicos.
- Aumenta el consumo de alimentos ricos en calcio y vitamina D.
- Puede que necesites suplementos de hierro, ácido fólico y vitamina B12.
Para los diabéticos con propensión a la hipoglucemia puede ser recomendable tener siempre a mano un par de tabletas de dextrosa para tomarlas en cuanto empiecen a aparecer los primeros síntomas.
Esofagitis eosinofílica
Aunque no se trata de una complicación derivada de la ERGE, la esofagitis eosinofílica (EE), también conocida como “asma esofágico” a menudo se diagnostica erróneamente como tal.
Se trata de un trastorno catalogado hace relativamente poco tiempo que causa una inflamación del esófago y que no se diagnosticó hasta entrados los años 70 del siglo XX.
Los síntomas son similares a los de la ERGE: Ardor, dolor torácico y en el abdomen superior y dificultades para tragar. Los eosinófilos son leucocitos que no suelen encontrarse en el esófago. Forman parte del sistema inmune. Aunque no se sabe mucho acerca de este trastorno, es probable que esté causado por
alergias alimentarias. Los pacientes con EE a menudo presentan otras alteraciones causadas por las alergias, como el eccema, el asma o la rinitis.
A menudo se diagnostica cuando los tratamientos habituales para la ERGE fracasan y se realizan pruebas en busca de alergias alimentarias. Se ha observado que los siguientes alimentos han provocado casos de EE y puede ser necesario evitarlos: lácteos, huevos, trigo, mariscos y frutos secos.
Todavía no existe medicación para tratar esta enfermedad. En la actualidad puede controlarse con corticoesteroides, con sus efectos secundarios correspondientes.
Un artículo publicado por investigadores en el Instituto D’Or de Río de Janeiro en agosto de 2015 reveló que una molécula conocida como factor inhibidor de la migración de macrófagos (MIF, por sus siglas en inglés) mostraba una mayor presencia en las biopsias de pacientes con EE y que “la administración
temprana de un medicamento que bloquea el efecto del MIF evita la acumulación de eosinófilos en el esófago y el desarrollo de esofagitis en los ratones sometidos a tratamiento con dicha sustancia”. [o-v]