Si aparecen síntomas persistentes de reflujo ácido u otros síntomas afines, el médico te derivará al servicio de gastroenterología que probablemente pida que te realicen una gastroscopia. A esta técnica también se le denomina endoscopia o esofagogastroduodenoscopia (EGD)12.
¿Qué se puede esperar en una endoscopia?
Podrás seguir tomando la medicación para la supresión del reflujo que te hayan recetado. Así se garantiza que el esófago presenta la menor inflamación posible para que no entorpezca la imagen. Los gastroenterólogos, cirujanos y enfermeros utilizan endoscopios, y pueden verse incluso en algunas consultas de atención primaria.
El procedimiento puede llevarse a cabo en un hospital o en un centro de tratamiento. La mayoría de los pacientes optan por recibir sedación: se inyecta un medicamento que provoca un estado de somnolencia. Aunque algunos pacientes llegan a dormirse por completo, no se trata de suministrar un anestésico, sino de lograr que el paciente no sea consciente del proceso. Hace falta llevar un acompañante y no se debe conducir ni manejar maquinaria pesada durante las 24 horas siguientes.
Una alternativa es recibir un aerosol que duerme la garganta y permanecer consciente durante el proceso, aunque la experiencia puede no resultar especialmente agradable. La ventaja es que después los pacientes pueden volver conduciendo solos a casa.
Los endoscopios han avanzado mucho desde sus inicios, cuando se utilizaban tubos rígidos tan anchos como el mango de una escoba, gracias al investigador británico Harold Hopkins. Tras charlar durante una cena con un colega médico que expresaba su frustración por no poder visualizar en detalle el recubrimiento interior del estómago, Hopkins postuló la idea de que miles de fibras de vidrio dispuestas en paralelo deberían proyectar luz tras los recovecos y transmitir la imagen para que el observador pudiera verla.
Pasó tres años trabajando en aquel proyecto que acabó por convertirse en el endoscopio de fibra óptica que todavía se utiliza en la actualidad. (Cinco años más tarde, Hopkins se superó con un laparoscopio que eliminaba la necesidad de realizar cirugía mayor para muchos trastornos y abría la puerta a las operaciones de “ojo de cerradura” que son muy habituales hoy en día).
El tubo largo y flexible, de aproximadamente un centímetro de diámetro, alberga un haz de fibra óptica para la visualización, uno o dos haces para emitir luz y dos o tres canales más para suministrar agua y aire en caso necesario, junto con un canal por el que pueden introducirse elementos como asas. Además, una serie de cables permiten al operador manejar la punta, que es lo suficientemente flexible como para girarse y mirar hacia atrás.
Los endoscopios más recientes logran meter todos estos canales en una sonda de tan solo 5 mm de ancho que puede introducirse por la nariz, en caso necesario. El exterior del tubo está marcado a intervalos regulares (normalmente cada 5 cm) para permitir que el endoscopista pueda medir cualquiera de las zonas sospechosas que observe.
Los pacientes se colocan una bata de hospital que suele colocarse por encima de la ropa. Normalmente a los pacientes se les ofrece sedación. Aunque no se trata de anestesia general es posible que se queden adormilados. También puede aplicarse un aerosol en el fondo de la garganta para adormecerlo. En la sala en que se practica este procedimiento, el paciente se tumba sobre su lado izquierdo en una camilla y se le coloca una pieza entre los dientes con un agujero que permite que se inserte la parte flexible de la sonda.
A medida que la sonda alcanza el fondo de la garganta se le pide al paciente que trague, aunque es posible que lo haga como respuesta automática. Entonces se introduce aire en el esófago y el estómago para que la sonda tenga más espacio para operar sin dañar el recubrimiento interno.
El endoscopista guía la sonda mediante controles manuales mientras observa una pantalla que suele estar por detrás del paciente. Si se aprecia cualquier signo que necesite una investigación en mayor profundidad (como la posible presencia de células de Barrett), se pasará un asa de metal por el canal destinado a los instrumentos con el objetivo de obtener una biopsia (una pequeña muestra de tejido). Se trata de un procedimiento indoloro, y la mayoría de los pacientes no llegan a ser conscientes de que se les ha realizado (véase la sección dedicada a las biopsias).
Por lo general se utiliza esta técnica para examinar la garganta, el esófago, el estómago y el duodeno.
12. El término endoscopia se refiere a la introducción de un endoscopio por cualquier orificio del cuerpo. EGD hace referencia a una sonda que inspecciona el esófago, el estómago y el duodeno.