El estilo de vida que llevamos es también culpable del aumento en el número de casos de reflujo ácido y de sus problemas derivados. Tenemos tendencia a comer demasiado y a hacerlo demasiado rápido. Además, es probable que estemos ingiriendo alimentos poco adecuados (por ejemplo, las carnes grasas o procesadas necesitan pasar más tiempo en el estómago para descomponerse, por lo que no deberían comerse con prisas o a la carrera).
Cuando comemos, necesitamos ingerir porciones pequeñas para evitar llenar demasiado el estómago. Deberíamos comer despacio para permitir que cada bolo alimenticio entre en el estómago y comience a procesarse antes de que llegue el siguiente.
Masticar bien cada bocado estimulará la secreción de saliva y mucosa para proteger y lubricar el esófago y facilitar así la peristalsis hacia el estómago.
Es importante mantener una posición erguida mientras se come para que la gravedad pueda ayudarnos. Un estudio publicado en 1999 acerca de la función de la dieta y de los cambios en el estilo de vida en la patogénesis y tratamiento de la enfermedad por reflujo gastroesofágico [fd-ix] señalaba: “Es muy difícil llegar a un consenso general sobre el control de la ERGE mediante alteraciones en la dieta y en el estilo de vida si nos basamos en las conclusiones de estudios clínicos o de resultados”.
Esta observación quedó confirmada en un estudio de 2017 titulado “Dieta y ERGE: Su función sobre la patogénesis y la gestión de la enfermedad” [fd-x] en el que se declaraba: “Aunque las evidencias puntuales sugieran una asociación entre algunos alimentos (grasas, alimentos no vegetarianos, fritos y bebidas carbonatadas) y los síntomas del reflujo, las pruebas objetivas basadas en los datos obtenidos en este campo siguen sin ser claras. Los últimos hallazgos apuntan a una creciente importancia del estilo de vida en el desarrollo de la enfermedad”.
Asimismo, un artículo publicado en Prevention [fd-xi] se titulaba: “La comida no es lo que te está causando ardor. Estos son los 5 auténticos culpables”. Esta investigación de 2019 [fd-xii] apuntaba lo siguiente: “El café, las bebidas carbonatadas, el alcohol, el chocolate, los cítricos y los alimentos picantes, ácidos o fritos se han asociado con un empeoramiento de los síntomas del reflujo. Los estudios han mostrado una asociación entre el consumo de alimentos y el agravamiento de los síntomas. Sin embargo, no existe necesariamente una correlación con los cambios en el pH. Tampoco se observan evidencias convincentes que demuestren que evitar estos alimentos logre reducir la incidencia de los síntomas de la ERGE”.