Algunas drogas (como la cafeína o el alcohol) pueden relajar los músculos del esfínter esofágico inferior, lo que puede exacerbar el reflujo. Sin embargo, los pacientes que experimentan reflujo con frecuencia tienen un esfínter que no funciona correctamente de todas formas, y el efecto de estos compuestos puede no suponer una gran diferencia.
Cualquier elemento que produzca una acumulación de gas en el estómago puede provocar reflujo. Eso incluye las alubias, las plantas del género Brassica (repollo, coliflor, etc.), algunos vegetales habituales en las ensaladas (como el pepino o el rábano), la fruta, las semillas, los lácteos, los panes y los cereales, entre otros. Aunque pueda sonar paradójico, sorber gaseosa puede ser de ayuda dado que permite la liberación controlada del gas.
Factores desencadenantes
A algunas personas que sufren reflujo ácido les pueden afectar especialmente algunos alimentos. Son lo que denominamos desencadenantes. No obstante, dado que cada individuo es único, no todo el mundo se ve afectado de igual manera por los mismos alimentos. No sabemos por qué algunos alimentos son factores desencadenantes para unos y no para otros. Puede tener que ver con los productos consumidos durante el período de destete, con nuestro entorno o incluso con la selección de alimentos de nuestras madres cuando todavía nos llevaban en su vientre.
Para determinar tus desencadenantes alimentarios deberías escribir en un diario las horas y los ingredientes de tus comidas, y registrar todas las consecuencias que observes. Analizar esos datos tras una o dos semanas puede servirte para identificar aquellos elementos habituales que te producen reflujo.
Los siguientes alimentos aparecen con frecuencia en las listas de desencadenantes de los pacientes, aunque puede que no se apliquen a tu caso concreto. Si no te afectan, no tienes por qué evitarlos:
Comida picante, cítricos, tomates, lácteos, comidas grasas, bebidas carbonatadas, café.