¿Es peor la ansiedad derivada de un diagnóstico de esófago de Barrett que el propio pronóstico de la enfermedad?
Al recibir el diagnóstico de una enfermedad de la que nunca han oído hablar, los pacientes recurren a internet, donde encuentran distintas historias de terror, especialmente en relación con una posible progresión hacia un cáncer.
Los comentarios que se presentan a continuación son tan solo una muestra de entre los centenares de contribuciones publicadas en un foro de pacientes recién diagnosticados con esófago de Barrett.
• “Recibí el diagnóstico en febrero y me quedé completamente hecho polvo. En aquel momento estaba pasando por una situación complicada, pero el diagnóstico fue la gota que
colmó el vaso”.
• “Me diagnosticaron esófago de Barrett hace unos meses (…). Me quedé muerta de miedo”.
• “Me han diagnosticado esófago de Barrett hace tan solo 9 días. (…) Estoy aterrorizado”.
• “Me acaban de diagnosticar esófago de Barrett. ¿Cómo puedo evitar que se convierta en cáncer? Tengo miedo”.
• “Llevo desde que me lo diagnosticaron llorando sin parar todos los días. Me aterra pensar en que pueda pasar a ser un cáncer”.
• “Me quedé aterrorizado cuando empecé a leer todo lo que había publicado en internet. Parece que sea una sentencia de muerte”.
• “No te voy a mentir. Tengo miedo”.
No obstante, es necesario recalcar que, aunque sí que existe un mayor riesgo de cáncer, dicho riesgo es especialmente bajo en los pacientes diagnosticados con esófago de Barrett, puesto que reciben medicación que reduce dichos riesgos y están sometidos a un control habitual que detectaría los cambios precancerosos con la anticipación suficiente como para recibir un tratamiento eficaz.
Estos son algunos extractos de artículos de reciente publicación:
“Los pacientes con esófago de Barrett exageran el riesgo de desarrollar carcinoma de esófago y están dispuestos a aceptar porcentajes de éxito bajos y un alto riesgo de complicaciones a cambio de someterse a tratamiento endoscópico”. [c-vii]
“Un mayor énfasis en estrategias de comunicación que prioricen al paciente durante las consultas sobre esófago de Barrett y el riesgo de cáncer puede ayudar a reducir el sufrimiento psicológico de los afectados”. [c-viii]
“Después de decirle a un paciente que tiene esófago de Barrett y que solo un diminuto porcentaje desarrolla cáncer, detente. Interrumpe el discurso y admite que acabas de pronunciar una palabra que da mucho miedo: ‘cáncer’”. [c-ix]
“Cada vez existen más pruebas de que ponerles nombre a las enfermedades provoca un efecto en la respuesta psicológica de los pacientes y en sus decisiones acerca de sus opciones de tratamiento”. [c-x]
“El uso de etiquetas delicadas como ‘cáncer’ puede hacer que los pacientes se preocupen más de lo debido, (…) lo que puede hacer que opten por alternativas de tratamiento más agresivas y con un mayor riesgo de efectos adversos”. [c-xi]